Implementar una política de Compliance, ¿es un costo o una inversión?
Podemos decir que hay Compliance para PYMES, Compliance para grandes empresas y Compliance para personas físicas.
1/3/2023
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7 min
La gestión financiera de una empresa no es una cuestión sencilla. Conoce cuáles son los diferentes tipos de riesgos financieros y cómo gestionarlos adecuadamente
El Diccionario de la Real Academia Española, en su primera acepción, define el riesgo como “contingencia o proximidad de un daño”.
La norma ISO 31000 define el riesgo como “efecto de la incertidumbre sobre los objetivos de la organización”.
La misma norma ISO 31000 indica que el riesgo puede medirse en términos de probabilidad e impacto:
- La probabilidad es “la posibilidad de que ocurra algo, definida, medida o determinada de manera objetiva o subjetiva, cualitativa o cuantitativamente, y descripta matemáticamente o en términos generales (por ejemplo: frecuencia)”.
- El impacto es “la consecuencia de que se produzca un riesgo, que puede ser cierta o incierta, positiva o negativa, y evaluarse cualitativa o cuantitativamente”.
Dentro los aspectos que pueden presentar riesgos, la norma ISO 31000 enumera los siguientes: financieros, de mercado, de seguridad y salud, medioambientales, tecnológicos, de comunicación y capacitación, operativos, organizativos, culturales, entre otros.
Gustavo Nigohosian, autor de Compliance Sin Fronteras, enumera tres categorías de riesgos, las cuales coinciden con el Marco COSO: “una tiene que ver con el riesgo de eficacia y eficiencia de las operaciones, otra con el riesgo de información, principalmente de información financiera, pero también información interna de la compañía o institución de la que hablamos, y el riesgo de cumplimiento legal y regulatorio, tanto interno o de normas internas, como externas”.
Conforme lo analizado, es posible esbozar una definición de riesgos financieros: “el riesgo financiero, en sentido negativo, es la contingencia que puede afectar a las finanzas de la empresa, con mayor o menor frecuencia, ocasionando un daño alto, medio o bajo en la empresa en marcha”.
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Los riesgos financieros están relacionados con los rubros corrientes de los Estados Financieros.
El Activo Corriente son los bienes de propiedad de la empresa que representan efectivo o pueden transformarse en efectivo con relativa facilidad, aportándole liquidez a la empresa para hacer frente a sus obligaciones de corto a mediano plazo. Incluyen: efectivo, cheques, saldos positivos en cuentas bancarias, inversiones de corto plazo (moneda extranjera, plazo fijo, títulos valores de inversión a corto plazo), créditos por ventas a cobrarse a corto plazo, otros créditos de corto plazo, mercaderías para reventa, insumos y productos en proceso de fabricación, a ser vendidos a corto plazo.
El Pasivo Corriente son las deudas adquiridas por la empresa, que deben ser afrontadas a corto a mediano plazo. Incluyen: deudas comerciales con proveedores, deudas bancarias, deudas fiscales, pasivos laborales y otras deudas que deben cancelarse en el corto plazo, es decir, antes del próximo cierre de ejercicio comercial.
Los riesgos financieros habituales, dados por las operatorias de corto plazo, son los siguientes:
Probabilidad de poder utilizar como dinero en efectivo los saldos en las cuentas bancarias, el dinero en plazos fijos, la moneda extranjera, los títulos valores, etc.
Probabilidad de mora o incluso incobrabilidad de los créditos a favor de la empresa.
Probabilidad de tener inconvenientes en la fabricación de productos y en la venta de bienes o servicios. Pueden ser ocasionados por problemas de capacidad instalada de la empresa (mayor demanda que no puede afrontarse a corto plazo), por la competencia, por falta de acciones de marketing, por un producto que agotó su ciclo de vida, o incluso por daños reputacionales.
Probabilidad de incurrir en mora o de imposibilidad de hacer frente a las obligaciones financieras con terceros.
Probabilidad de que exista mayor carga fiscal o pasivos laborales que no han podido preverse.
Este riesgo se asocia al control interno de las operaciones financieras, porque en la empresa existen agentes internos en constante tentación de incurrir en actividades de legalidad dudosa a corto plazo.
La auditoría de estados financieros es la auditoría por excelencia en el mundo de los negocios. Permite analizar el balance de la compañía luego del cierre de cada ejercicio comercial, pero también monitorear el funcionamiento de los controles clave de la empresa.
Los controles clave sugeridos por el auditor, permitirán reducir la probabilidad y el impacto de determinados riesgos económico-financieros, y de esta manera proteger la empresa en marcha.
Los riesgos financieros, deben contar con controles clave de nivel superior, es decir, controles rigurosos, desarrollados mediante la segregación de funciones, las firmas autorizantes múltiples, los controles documentales exhaustivos para evitar pagos que no corresponden, los controles impositivos relacionados con cobros y pagos, la programación financiera monitoreada continuamente, los balances que reflejen la realidad financiera de la empresa, entre otros.
La tecnología es el gran aliado en la gestión de los riesgos financieros de las empresas, porque permite llevar a cabo controles eficientes y oportunos, que reduzcan su probabilidad e impacto.
Los sistemas de gestión integrados, como los ERP, cumplen un rol central en la adecuada proyección financiera de la empresa, y el control del cumplimiento de los créditos y de las obligaciones financieras.
Buen ejemplo de ello es Riskallay, el software de gestión y evaluación de riesgos de terceros que agiliza tus procesos
También permiten monitorear el mercado para analizar si las ventas están siendo iguales o mayores a las proyectadas, emitiendo indicadores para verificar si es necesario adelantarse al mercado y desarrollar nuevos productos, e incluso analizar el proceder de la competencia.
Las terceras partes de la empresa, como clientes y proveedores, es esencial monitorearlos 24/7 para reducir de manera indirecta los riesgos financieros asociados a una falta de liquidez para afrontar obligaciones asumidas.
En la gestión de los riesgos financieros, será clave incorporar, necesariamente, un elemento tecnológico, y así eliminar aspectos manuales que nos exponen a errores involuntarios y mapas de riesgos desactualizados. La tecnología hará que nuestro proceso sea más eficaz y eficiente, que podamos tener una fotografía dinámica de cada uno de los procesos y de los actores que puedan dañar gravemente nuestra reputación.
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